"La Sagrada Familia vivía del trabajo de sus manos. La oración en común, los santos coloquios por medio de los cuales formaba y educaba Jesús de manera progresiva las almas de María y de José, tenían su tiempo señalado, debiendo cesar ante la necesidad de proveer a los menesteres de la vida cotidiana. La pobreza y el trabajo son medios aptísimos de santificación para que Dios dejara de imponerlos al grupo bendito de Nazaret. José ejercía, pues, con asiduidad, su oficio de carpintero, y Jesús compartirá su trabajo, en cuanto esté en edad propicia. Todavía en el siglo II, la tradición conservaba el recuerdo de yugos y arados... fabricados por sus divinas manos."
San Justino. Diálogo con Tritón, 88.
San Justino. Diálogo con Tritón, 88.
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